Decisiones Judiciales

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Libro de las Decisiones Judiciales

Es el acusado el que debe jurar (para probar su inocencia)

(4244) Ibn ‘Abbâs relató que el Profeta (sallalahu aleihi wasalam) dijo: «Si a la gente se le diese de acuerdo a sus demandas, reclamarían las vidas de la gente y sus bienes, pero el juramento es (un derecho) del acusado» (1).

(4245) Ibn ‘Abbâs relató que el Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) juzgó basándose en el juramento del acusado.

(4246) Ibn ‘Abbâs relató que el Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) juzgó basándose en un juramento y un testigo (2)

(1) Esta es una de las reglas fundamentales de la Sharî‘ah islámica. Si uno demanda a otro en la corte, es deber del demandante traer testigos que apoyen la validez de su reclamo, si no lo hace el acusado puede rechazar la demanda jurando su inocencia.
(2) De acuerdo a la Sharî‘ah hay que tener dos testigos para demostrar la validez del reclamo. Pero el Imâm Mâlik y el Imâm Shâfi‘î basándose en este hadiz dicen que el juez puede sentenciar cuando hay sólo un testigo a favor del demandante y si el demandante jura para sostener la validez de su demanda.

Se debe juzgar basándose en evidencias y el que es elocuente en su alegato (puede ganar su caso)

(4247) Umm Salamah relató: “El Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) dijo: «Vosotros me traéis vuestras disputas. Y quizás algunos de vosotros sois más elocuentes e inteligentes que otros en vuestros alegatos y yo juzgue a favor suyo por lo que he escuchado de él. Entonces, a quien yo le he dado algo que es de su hermano, que no lo acepte, porque lo que le he dado es un pedazo del Infierno»”.

(4248) Este hadiz ha sido relatado por Hishâm con la misma cadena de transmisores.

(4249) Umm Salamah, la esposa del Profeta (sallalahu aleihi wasalam), relató que el Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) escuchó la discusión de litigantes en la puerta de su habitación, entonces salió y les dijo: «Ciertamente yo soy un ser humano (1) y me traéis los litigios y quizás alguno de ellos (de los litigantes) es más elocuente que los otros, y yo considere que él dice la verdad y juzgue a su favor. En ese caso quien se ha beneficiado por mi juicio a costa de los derechos de un musulmán (que sepa) que le he dado una porción del Infierno. El se la puede llevar o la puede abandonar» (2).

(4250) Este hadiz ha sido relatado por Ma‘mar y empieza diciendo: “Escuchó el Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) el tumulto de una disputa en la puerta (de las habitaciones) de Umm Salamah...”.

(4251) ‘Â’ishah relató: “Hind bint ‘Utbah, la esposa de Abû Sufyân, fue a lo del Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) y le dijo: ‘¡Oh Mensajero de Allah! Abû Sufyân es un tacaño, y no me da lo suficiente para mantenerme a mí y a mis hijos. Entonces yo tomo de sus bienes sin que él lo sepa. ¿Eso es una falta para mí?’ Entonces el Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) dijo: «Toma de sus bienes lo que se acostumbre que sea suficiente para ti y para tus hijos»”.

(4252) Este hadiz ha sido relatado por Hishâm con la misma cadena de transmisores.

(1) Es decir: soy como vosotros y no conozco lo que ocultáis ni las cuestiones que no son evidentes de los asuntos, salvo lo que Allah especialmente quiera mostrarme, y por ende puedo equivocarme.
(2) Si una persona con la ayuda de su elocuencia consigue que el Juez (Qadî) falle a su favor esto no legitima su derecho. Es un usurpador y lo que sea que consiga a través de medios ilegítimos será un infierno para él. Si el Qadî hace todos los esfuerzos para llegar a una decisión justa, pero se equivoca, la carga no la lleva él sino la persona que lo extravió con pruebas o argumentos falsos.

(4253) ‘Â’ishah relató: “Hind fue al Profeta (sallalahu aleihi wasalam) y le dijo: ‘¡Oh Mensajero de Allah! ¡Por Allah! No había sobre la faz de la tierra una familia sobre la que yo deseara más que Allah llevase la desgracia que la tuya, y (ahora) no hay sobre la faz de la tierra una familia que yo desee más que Allah honre que la tuya’. Y el Profeta (sallalahu aleihi wasalam) dijo:
«Que así sea, ¡por Aquel en cuyas manos está mi vida!» (1). Luego ella dijo: ‘¡Oh Mensajero de Allah! Abû Sufyân es un hombre avaro. ¿Hay algún daño para mí si yo gasto de sus bienes en mis hijos sin su permiso?’ Entonces el Profeta (sallalahu aleihi wasalam) dijo: «No hay daño para ti si gastas en ellos algo razonable».

(4254) ‘Â’ishah relató: “Hind bint ‘Utbah ibn Rabî‘ah llegó y dijo: ‘¡Oh Mensajero de Allah! ¡Por Allah! No había sobre la faz de la tierra una familia sobre la que yo más desease la desgracia que la tuya, pero hoy no hay una familia sobre la faz de la tierra que yo quiera que sea más honrada que la tuya’. Respondió el Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam): «Que así sea, ¡por Aquel en cuyas manos está mi vida!». Luego ella dijo: ‘¡Oh Mensajero de Allah! Ciertamente Abû Sufyân es un hombre agarrado (avaro). ¿Hay algún daño para mí si yo gasto en alimentos para mis hijos de lo que le pertenece?’ Entonces él le dijo: «No, pero sólo lo que es razonable»”.

(1) Es decir: Que esto sea así y el amor por mí y mi familia aumente tu fe y purifique tu corazón. El amor por el Profeta (sallalahu aleihi wasalam) es una de las pruebas básicas de un musulmán verdadero. Hind era una enemiga acérrima del Profeta (sallalahu aleihi wasalam) y de los musulmanes, ella fue la mujer que masticó el hígado de Hamzah, tío del Profeta (sallalahu aleihi wasalam), en la batalla de Uhud. Cuando cambió y aceptó el Islam su odio se transformó en amor y se convirtió en una mujer temerosa y consciente de Allah.

Sahih Muslim

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