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| Tema: Umm Sulaim (Allah se complazca de ella) Lun Dic 05, 2011 12:20 pm | |
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Umm Sulaim (Allah se complazca de ella) Aceptó a Allah como Dios, al Islam como credo y a Muhammad como Profeta y Mensajero. Por ello, ha ganado en la vida mundana y en la vida del más Allá. Me refiero a Umm Sulaim Al Rumaisa hija de Milja. Al leer los libros de hadices podemos encontrar en cada página a esta virtuosa mujer, de igual manera al leer los libros de biografías de musulmanas. En los libros de la historia del Islam, la vamos a encontrar como una heroína valiente y siempre presente. ¿Cómo entonces la mujer musulmana está marginada como pretenden hacernos creer los que no saben? Umm Sulaim (Allah se complazca con ella) es una estrella que brilla en la historia del Islam. Ha dado un ejemplo como una creyente perseverante y recibió con agrado el destino de Allah.
Transmitió Muslim en su libro “Sahih” que Anas contó que Abu Talha (esposo de Ummu Sulaim) perdió un hijo. Umm Sulaim dijo a sus familiares que no le comunicaran a Abu Talha la noticia hasta que ella misma le comunique. Llegó Abu Talha a su casa, Umm Sulaim le sirvió la cena y comió hasta quedarse satisfecho. Umm Sulaim se maquilló para que su esposo la viera con la mejor imagen y tuvieron relaciones maritales. Ella entonces, satisfizo las necesidades de su marido. Luego le dijo: “Abu Talha, ¿qué dices si alguien te prestara algo y con el correr de los días pide que lo devuelvas, acaso lo vas a devolver o no?” “Por supuesto que sí”, respondió. Ella dijo: “Tu hijo murió”. Abu Talha le reprochó enfurecido por haberlo dejado disfrutar sin saber la terrible noticia, entonces fue de inmediato a ver al Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) para contarle lo sucedido. El Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo que Allah los iba a bendecir con un embarazo de esa relación y como resultado daría a luz un hijo virtuoso.
Era la costumbre del Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) que llegaba de algún viaje y regresaba a Medina, no entraba de noche sino se quedaba en sus adyacencias. Abu Talha siempre lo acompañaba, pero una noche su esposa Umm Sulaim (Allah se complazca con ella) fue sorprendida por el parto y él se quedó con ella a cuidarla y a asistirla en el alumbramiento. Abu Talha suplicó entonces a Allah para que ella no tuviera ningún dolor y así fue.
Entonces ella le dijo a su marido que quería llevar a su hijo a ver al Profeta antes que nadie lo amamantara. Al día siguiente lo llevó a verlo y él venía cargando algo en sus manos. Cuando vio al niño, dejó lo que llevaba en el suelo y lo sentó en su falda y le dio un dátil en la boca. El niño lo comió y el Profeta dijo entonces: “Vean como le gustan los dátiles a los ánsares”. Le acarició su cabeza y le puso de nombre Abdullah. ¿Qué mujer, sea de oriente u occidente, puede hacer lo que hizo Umm Sulaim? Cosechando de esta forma la gloria con su paciencia y perseverancia al perder su hijo que era joven, bello, y era muy querido por sus padres.
Sufian, uno de los que transmitió los hadices del Profeta, dijo que después Abu Talha y Umm Sulaim tuvieron nueve hijos y todos aprendieron el Corán. El relator del hadiz elogiaba a Umm Sulaim por la paciencia que tuvo y su juicio y su fuerza de voluntad que era gran ejemplo de confianza matrimonial. Cierto día Abu Talha le dijo a Umm Sulaim que había advertido debilidad en la voz de Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), tal vez por hambre y le preguntó si tenía algo para darle de comer. Contestó que sí y trajo a la mesa unas tortillitas de cebada las envolvió con un paño y se lo entregó a Anas, luego le dijo que fuera con eso y se lo diera al Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él). Anas dijo: “Me encontré al Mensajero de Allah sentado en la mezquita con la gente y me preguntó si me había mandado mi padre y le dije que sí. Entonces el Profeta llamó a todos y dijo vamos a la casa de Abu Talha a comer”. Cuando llegaron no tenían comida para todos. Umm Sulaim dijo que no debían preocuparse porque el Mensajero de Allah y Allah sabían más que ellos. El Profeta le pidió a Umm Sulaim que le trajera lo que había preparado para comer. Ella trajo el pan que tenía y el Profeta lo cortó en pedazos pequeños, luego lo mezcló con el caldo y la carne y pidió a Allah que bendijera esa comida. Luego el Profeta llamó a diez personas para que coman con ellos y todos comieron y quedaron satisfechos. Y así invitó varias veces a grupos de diez personas por vez para comer, hasta que llegaron a comer entre 70 y 80 personas”.
Umm Sulaim (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) fue la esposa y la educadora que había comprendido bien el deber de la madre y había también comprendido el lugar que ocupaba su hijo Anas en la casa del Profeta (Allah se complazca con ella), pues Anas era su sirviente y estuvo a su servicio aproximadamente diez años. Anas dijo que una vez estaba jugando con su compañero y el Profeta lo mandó a cumplir un mandato y volvió tarde a su casa. Cuando regresó y la madre le preguntó por qué la tardanza, él le dijo que el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) lo había mandado a hacer algo que no le podía contar porque era un secreto. Entonces su madre le dijo que estaba muy bien, que no contara a nadie el secreto del Profeta. La educación que Umm Sulaim (Allah se complazca con ella) le dio a su hijo era ejemplar. Cuando el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) entró a su casa una vez, estaba con su hermana y su hijo. Umm Sulaim le pidió al Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) que bendijera a Anas (quien servía en su casa), le pidió que le suplique a Allah por él. El Profeta rogó para que Allah le acreciente su fortuna y sus hijos, Anas dijo después: “Juro por Allah que mi fortuna es grande y mis hijos y mis nietos suman cerca de cien personas”. En otro relato Anas dijo: “El Profeta pasó y rogó a Allah por mi tres súplicas, coseché dos de ellas en este mundo y la tercera espero que sea en la otra vida”.
Umm Sulaim (Allah se complazca con ella) fue ejemplar en su educación, en su sabiduría y su misericordia, fue de juicio sano, predicadora del Islam y su dote al casarse con Abu Talha fue lo más valioso que existe en el mundo. Cuando falleció su primer marido, Malik Bin Annadir ella dijo: “Tuve paciencia y perseverancia y me quedé cuidando a mi hijo Anas” y dijo que no se volvería a casar hasta que su hijo fuese grande y se lo permitiera. En esto, Abu Talha se presentó a su casa y pidió su mano para casarse con ella y ella lo rechazó porque era idólatra y le dijo que él era idólatra y ella era musulmana y este matrimonio era imposible, si él se convirtiera al Islam entonces su conversión sería su dote y así podría ser su esposo lícitamente. También le dijo: “¿Acaso no es tu dios un palito sacado de una rama de árbol tallada como por un carpintero de Etiopía?” Abu Talha respondió que eso era verdad, y ella dijo que no le hablaría hasta que abrace el Islam y si así lo hiciera sería su esposa incondicional. Abu Talha le dijo que lo iba a pensar y luego le contestaría. Una vez que tomó su testimonio, ella le preguntó a su hijo Anas si lo aceptaba.
Taabit dijo que no había escuchado y visto a la vez una mejor dote que la de Umm Sulaim (Allah se complazca con ella) en su casamiento. Umm Sulaim también a pesar de su sano juicio, su sabiduría e inteligencia, era una mujer valiente, fuerte y rigurosa.
Transmitió Muslim en su Sahih que Umm Sulaim (Allah se complazca con ella) acompañaba a los hombres a la guerra y una vez en la batalla de Hunain, Umm Sulaim tomó una daga y la guardó entre su ropa, cuando Abu Talha la vio, se lo contó al Profeta y él le preguntó para qué llevaba esa arma y ella dijo que era para matar a cualquier idólatra que se acercara a ella clavándoselo en su vientre. También Umm Sulaim (Allah se complazca con ella) se interesaba mucho por aprender su religión para enseñarle a las demás mujeres y era exigente con sus preguntas para entender bien su religión y poder enseñar bien. Una vez le preguntó al Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) si la mujer debe purificarse cuando sueña y siente el goce del sexo en sueños, el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) contestó que únicamente debía hacerlo si sentía humedad y advirtiera agua en su ropa interior entonces deberá hacer la purificación. Otra vez le preguntó ¿acaso la mujer sueña igual que el hombre? Y el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo que sí, pues cómo entonces el hijo se parezca a la madre.
Anas relató una vez que cierto día estaba en la casa de Umm Sulaim una niña huérfana y entró el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y le dijo a la niña: “¿Para qué estás aquí? Ya eres grande, si sigues jugando no crecerás nunca”. La niña comenzó a llorar y Umm Sulaim le preguntó qué había pasado. Ella dijo que el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) la había maldecido y que no llegaría a ser grande. Entonces Umm Sulaim corrió tras el Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) para preguntarle qué había sucedido. Él se rió y dijo: “¿No sabes acaso que tengo condición para con mi Señor, pues soy humano ciertamente estoy enojado y otro momento estoy complacido como todos los humanos, cualquiera que yo haya hecho, dicho o deseado mal y no lo merecía, espero que Allah lo convierta en bendiciones el Día del Juicio Final”.
El Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) no permitía que ninguna mujer fuera de sus esposas entrara en su casa, excepto por Umm Sulaim (Allah se complazca con ella) que siempre lo frecuentaba y visitaba. Cuando los compañeros le preguntaban el motivo, respondió que por clemencia para con ella, pues su hermano había muerto en una batalla con él y era una mujer que Allah la había dignificado.
El Corán dice:
“Luego se endurecieron vuestros corazones como piedras, o más duros aún, porque de algunas piedras brotan ríos, otras se parten y surge de ella agua, y otras se derrumban por temor a Allah; y Allah no está desatento de cuánto hacéis”. (2:74)
¡Allah se complazca de Umm Sulaim!
Fuente: Historias de los Compañeros del Profeta (sallalahu aleihi wasalam)
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