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| Tema: 107- La Batalla de Uhud Jue Nov 27, 2008 5:51 pm | |
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La Batalla de Uhud
La derrota en Badr afectó el orgullo de los Quraishíes que se sentían avergonzados y querían reivindicarse. La palabra ''venganza'' era repetida por toda La Meca. Los paganos habían prohibido lamentarse de sus muertos públicamente o de liberar a los prisioneros de la batalla de Badr, para que los musulmanes no se den cuenta de la profunda angustia que estaban experimentando.
Luego de la Batalla de Badr, Quraish comenzó a prepararse para lanzar un ataque contra los musulmanes y así poder recuperar el prestigio y su herido orgullo. Los politeístas más entusiastas que deseaban ir a combatir eran Ikrimah bin Abi Yahl, Safuán bin Umaiah, Abu Sufuain bin Harb y Abdullah bin Abi Rabi'a.
Estaban muy decididos en destruir para siempre el estado islámico. Enviaron emisarios a todas las tribus para invitarlos a que se sumen con ellos en contra de los musulmanes. Se las arreglaron para ganarse el apoyo de dos tribus muy importantes: Kinana y Tahamah, además de algunos beduinos del desierto. Se decidió que la caravana liderada por Abu Sufian, la que había escapado a los musulmanes y contaba con 1000 camellos y 50 mil dinares, contribuya a equipar al ejército.
El Noble Corán hace referencia a este acontecimiento con las siguientes palabras:
''Ciertamente los incrédulos gastan sus riquezas para apartar (a la gente) del camino de Allah, las gastarán y después se tendrán que lamentar por ello, siendo además cencidos'' (8: 36)
También utilizaron a los poetas para que estimulen a las demás tribus a que combatan en contra de los creyentes. Safuan bin umaiah sedujo a Abu Azza, el poeta, para que trabaje en ese sentido a cambio de riquezas después de la guerra o haciéndose cargo de sus hijas si moría. Paradójicamente, este poeta fue prisionero de guerra (en Badr) en manos de los musulmanes u el Profeta -salla Allah aleihi wa salam- fue tan bondadoso que lo liberó sin que se pague rescate, con la condición de que no combata nuevamente en contra de los musulmanes.
Abu Sufian era uno de los más resentidos debido a que perdió la mayor parte de sus riquezas en la invasión de As-Sauiq, además de las cuantiosas pérdidas económicas que sufrió Quraish como resultado de la incursión militar encabezada por Zaid bin Harizah.
A la luz de estos sucesivos acontecimientos, Quraish precipitó y aceleró los preparativos para enfrentar a los musulmanes en una batalla definitiva. Al final de año, todo estaba listo para la movilización. Los Quraishíes decidieron llevar con ellos a sus mujeres para que los estimulen a pelear con hombría. Lograron preparar un contingente compuesto por tres mil guerreros, de los cuales setecientos poseían cotas de malla y doscientos correspondían a la bien equipada caballería. (Zad Al-Ma'ad 2/92. Fath Al-Bari 7/346) tres mil camellos y quince mujeres, todos marcharon hacia Medinah. El comandante en jefe era Abu Sufian bin Harb, el líder de la caballería fue Jaled bin Al-Ualid asistido por Ikramah bin Abi Yahl y Bani Abd Ad-Dar se encargó de la bandera.
Sentimientos de odio florecieron, acompañados de mucho resentimiento, la angustia y el deseo de venganza. Mientras tanto, Al-Abbas bin Abdul Muttalib, seguía muy de cerca los movimientos militares e informó, enviando un mensaje al Profeta -salla Allah aleihi wa salam- que estaba en Quba. Ubai bin Ka'b le leyó la carta al Profeta -salla Allah aleihi wa salam- y volvió rápidamente a Medinah, se reunió con los Ansar y con los Muhâÿirún para consultarles sobre las medidas más convenientes a seguir. La totalidad de Medinah fue alertada y todos los hombres se armaron, aún durante el rezo, y estaban atentos para hacerle frente a cualquier emergencia. Un grupo de los Ansar voluntariamente se ofreció para custodiar al Profeta -salla Allah aleihi wa salam- y vigilar toda la noche en su puerta, entre ellos estaban Sa'd bin Mu'adh, Usaid bin Hudair y Sa'd bin Ubadah. Para no ser tomados por sorpresa, un grupo de medinenses comenzó a patrullar los accesos y rutas que conducen a la ciudad. También para examinar los movimientos de los politeístas, patrullas musulmanas controlaron las rutas para interceptar al enemigo.
El ejército de La Meca continuó marchando por la usual ruta del oeste. Al llegar a Al-Abua, Hind bint Utbah, la esposa de Abu Sufian, sugirió que desentierren la tumba de la madre del Profeta -salla Allah aleihi wa salam- pero los líderes del ejército no aceptaron por miedo a las graves consecuencias. El ejercito luego siguió hasta Uadi Al-Aqiq y doblaron hacia la derecha para acampar en un lugar llamado Ainain cerca de la Montaña de Uhud. Esto ocurrió el día viernes 6 del mes de Shauual, del año 3 d. H.
La Biografía del Noble Profeta Muhammad -sal-lâ Allah alehi wa salam- El Néctar Sellado Por: Sheij Safi-ur-Rahmân Al Mubarakfuri Traducción: Yusef Hussein Hallar Revisión: Lic. Isa Amer Quevedo Transcrito para libro virtual por: Ahl al Sunnah wal Yama'ah - [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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