1- Jaled Ibn Al-Walid (La Espada de Allah) Introducción

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Jaled Ibn Al-Walid
La Espada de Allah

► Introducción:

Las condiciones de un buen comandante son abundantes, pero una de las más destacadas es aquella que examina su propia fuerza y la fuerza de sus enemigos. Una de las causas de la derrota de los enemigos de los árabes era la debilidad en su propia creencia y que los comandantes que conducían sus ejércitos no reunían las condiciones necesarias de un buen comandante; sus inclinaciones a la buena vida, la división de opiniones entre las tribus, el deterioro y el desorden en sus regímenes, pero, lo más grave era su falsa vanidad. Así vemos que por ejemplo, los persas, miraban a sus enemigos los árabes como gente incivilizada y pensaban que sólo debían estar dominados y sometidos, hasta el punto que el mismo Kesra, cuando recibió el mensajero del Profeta Muhammad -salla Allah aleihi wa salam- quería enviar soldados para traer ante sí al Profeta -salla Allah aleihi wa salam- tenían tal soberbia que les llevaba a no querer compararse con los árabes en nada. Como ejemplo: Cuando un líder de una tribu árabe se ofreció con su gente para ayudar a los persas contra Jaled ibn Al-Walid, el comandante de los persas era Mahran ben Bihram; le dijo (para deshacerse de él) Nosotros sabemos que lucháis tan bien contra los árabes, como nosotros contra los persas; su ejército le dijo: ¿Cómo dices esto a este perro? (que luchaban bien) y Mahram les contestó: Sólo quiero para vosotros lo mejor y quiero para ellos lo peor. Si ellos derrotan a Jaled, el triunfo será vuestro y las bajas de ellos y si no consiguen derrotarlo se quedarán mermados y débiles y entonces les derrotaremos nosotros porque nosotros seguiremos fuertes y sin desgastarnos, ¡que se desgasten primero entre ellos!

Los romanos también tenían la misma tiranía hacia los árabes, los consideraban ladrones y cobardes que se refugiaban en el desierto.

Muchos historiadores (anti árabes) de nuestra era, afirman que los árabes han ganado y derrotado tanto a los persas como a los romanos es consecuencia de un accidente que ya ha pasado y que no podrá, ni deberá repetirse nunca más dado que esos imperios estaban débiles, en decadencia y les faltaba una fuerte creencia como los árabes que sí tenían la fuerte creencia del Islam. Esto para justificar las derrotas persas y romanas, pero sus argumentos son falsos, como demostraremos, y omiten las verdaderas causas que deberían añadir a la derrota de estos imperios a manos de los árabes, porque la debilidad de un Estado o imperio puede llevarle a no tener una victoria, pero no hace levantar un Estado o Imperio si no reúne las condiciones necesarias para ello.

La Creencia es una fuerza muy grande y necesaria, la ayuda de Allah es imprescindible y la preparación, experiencia y conocimiento de las artes de la guerra contribuyen en los planteamientos y estrategias para el desarrollo del objetivo a alcanzar, la victoria. Sin duda, un comandante que reúna estos requisitos es de gran valor para el ejército que comande.

Los árabes tenían la creencia, la fe en Allah y eran más expertos en las artes de la guerra que persas y romanos; estaban capacitados para cumplir sus planes militares y, en ésto último, podemos decir que, los árabes ni antes ni después del Islam eran ignorantes en el arte de la guerra como afirman los historiadores europeos.

Los árabes poseían y aplicaban dos formas de hacer la guerra; la guerra de bandas que ejercían desde su existencia y la guerra de los ejércitos, influidos, en esta manera, por las civilizaciones que los rodeaban. Así, luchaban con dos artes, y aplicaban una o las dos según las circunstancias de las batallas. Mientras tanto que, los persas y los romanos, sólo sabían usar el arte de los ejércitos ordinarios sin ninguna renovación. Los árabes no triunfaban sólo por el mero hecho de que los persas y romanos merecían la derrota y ya está, sino porque ellos merecían el triunfo por muchas razones: Triunfaron porque estaban divididos y se unieron sobre el Libro de Allah y su Profeta -salla Allah aleihi wa salam-

(*) Radia Allah anhum.

Extraído del Libro: Jaled el Formidable
Autor: Ábass Mahmud Al-Aqâd
Editorial: Nahdat Masser
Traducido del árabe al castellano, con la ayuda de Allah, por un hermano Palestino. Allah acepte su esfuerzo. Amin.

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