ISLAM: Ahl al Sunnah wal Yama'ah
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En este lugar pretendemos dar información clara acerca de Ahl al Sunnah wal Yama'ah. Con absoluta fidelidad y obediencia a los principios islámicos traídos por inspiración Divina a nuestro Profeta salla Allah aleihi wa salam
 
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 La sabiduría detrás de las calamidades

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Sunnah wal Yamaah
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MensajeTema: La sabiduría detrás de las calamidades   La sabiduría detrás de las calamidades EmptySáb Jul 07, 2012 8:04 am



La sabiduría detrás de las calamidades BemiAllah56

La sabiduría detrás de las calamidades

A menudo escucho que hay gran sabiduría detrás de las calamidades que le suceden a la gente. ¿Cuál es esa sabiduría?

Alabado sea Allah

Sí, existe una gran sabiduría detrás de las calamidades, incluyendo las siguientes:

1 – Alcanzar una verdadera sumisión y servicio (‘ubudiyyah) ante Allah, el Señor de los Mundos.

Mucha gente es esclava de sus caprichos y deseos y no son verdaderos siervos de Allah. Dicen que son siervos de Allah, pero cuando se los pone a prueba, pegan media vuelta y se extravían en este mundo y en el Más Allá, lo cual es una pérdida evidente. Dice Allah (interpretación del significado):

“Entre los hombres hay quienes adoran a Allah con dudas, y si les ocurre un bien se sienten tranquilos; pero si les acaece una desgracia reniegan de la fe, perdiéndose en este mundo y el otro. Ésta es una pérdida evidente.” [al-Hayy 22:11]

2 – Las pruebas preparan a los creyentes para prevalecer sobre la tierra

Al Imán al-Shaafa’i (que Allah tenga piedad de él) le dijeron: ¿Qué es mejor? ¿La paciencia, las pruebas o prevalecer? Él respondió: Prevalecer es el nivel alcanzado por los Profetas, y no se puede prevalecer hasta después de las pruebas. Si una persona ha sido puesta a prueba, tendrá paciencia, y si tiene paciencia, prevalecerá.

3 – Expiación de los pecados

Al-Tirmidhi (2399) narró que Abu Hurayrah (que Allah esté complacido con él) dijo: El Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Las pruebas continuarán sucediéndole al hombre o mujer que cree, en sí mismo, en su hijo y en su riqueza hasta que se reúna con Allah sin pecado sobre sí”. Narrado por al-Tirmidhi (2399), clasificado como sahih por al-Albaani en al-Silsilah al-Sahihah, 2280.

Fue narrado que Anas (que Allah esté complacido con él) dijo: El Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “Cuando Allah desea el bien para Su siervo, acelera el castigo para él en este mundo, y cuando Allah desea el mal para Su siervo, se abstiene de castigar sus pecados hasta que llegue con sus pecados el Día de la Resurrección”. Narrado por al-Tirmidhi (2396); clasificado como sahih por al-Albaani en al-Silsilah al-Sahihah (1220).

4 – Lograr la recompensa y subir en el estatus

Muslim (2572) narró que ‘Aa’ishah (que Allah esté complacido con ella) dijo: El Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “El creyente no se lastima con una espina o algo mayor sin que Allah eleve su estatus, o borre un pecado suyo”.

5 – Las calamidades brindan una oportunidad para pensar en los errores propios y falencias del pasado.

Porque si es un castigo, ¿cuál fue el pecado?

6 – La calamidad es una lección de Tawhid, fe y confianza en Allah

La calamidad te muestra en sentido práctico quién eres para que caigas en la cuenta de que eres un siervo débil y de que no tienes fuerza ni poder excepto con tu Señor, y luego depositas en Él tu confianza en un sentido verdadero, y acudes a Él en un verdadero sentido, y dejas de lado tu posición, tu orgullo, tu arrogancia, tu desidia y amor propio, y entenderás que eres pobre y que necesitas de tu Señor, y que eres débil y necesitas acudir al Más Fuerte, el Todopoderoso, glorificado sea.

Ibn al-Qayyim dijo:

Si no fuera porque Allah trata a Sus siervos con el remedio de las pruebas y calamidades, éstos serían trasgresores y se pasarían de la raya. Cuando Allah desea el bien para Sus siervos, les da el remedio de la calamidad y las pruebas según su situación, para así curarlos de todas las enfermedades y males, hasta que lo purifica y lo limpia, y luego lo califica para el puesto más honorable de este mundo, que es ser un verdadero siervo de Allah (‘ubudiyah) y para la mayor recompensa en el Más Allá, que es la de verlo a Él y estar cerca de Él. Fin de cita.

Zaad al-Ma’aad, 4/195

7 – Las calamidades expulsan el amor propio de nuestros corazones y los acercan más a Allah

Ibn Hair dijo: Yunus ibn Bukayr narró en Ziyaadaat al-Maghaazi que al-Rabi’ ibn Anas dijo: Un hombre dijo el día de Hunayn: “Nunca seremos derrotados hoy por falta de soldados”. Eso hizo enfadar al Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) y fueron derrotados.

Ibn al-Qayyim dijo en Zaad al-Ma’aad (3/477):

En Su sabiduría, Allah decretó que los musulmanes deben saborear primero la amargura de la derrota, a pesar de su gran cantidad y equipamiento adecuado y fuerza, para así humillar a algunos que se sentían orgullosos por la conquista de La Meca y que no habían entrado a Su tierra y a Su santuario como lo hizo el Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él), inclinando la cabeza al montar su caballo a tal punto que su mentón prácticamente tocaba la montura, en señal de humildad ante su Señor.

Dice Allah (interpretación del significado):

“Esto, para que Allah purifique a los creyentes de sus pecados y extermine a los incrédulos.” [Aal ‘Imraan 3:141]

Al-Qaasimi (4/239) dijo:

Es decir, para limpiarlos y purificarlos del pecado y del orgullo y la arrogancia. También los limpia de los hipócritas, y los hace diferenciarse de ellos… Luego menciona otra razón que es “exterminar a los incrédulos”, pues si prevalecen, trasgredirán y se pasarán del límite, lo que provocará su caída y destrucción. Las leyes de Allah determinan que cuando Él quiere destruir a Sus enemigos y eliminarlos, les facilita medios que llevarán a su perdición y erradicación, entre los cuales uno de los mayores, después del kufr, es la trasgresión y la tiranía al perseguir, oponerse y luchar con Sus amigos cercanos… Allah destruyó a quienes le declararon la guerra al Mensajero de Allah (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) el día de Uhud y persistieron en el kufr. Fin de cita.

8 – Demostrar la verdadera naturaleza de las personas, pues existen personas cuya virtud es desconocida hasta que ataca la calamidad

Al-Fudayl ibn ‘Iyaad dijo: En tanto y en cuanto las personas estén bien, su verdadera naturaleza permanece oculta, pero cuando ataca la calamidad, se revela su verdadera naturaleza, y es cuando el creyente acude a su fe y los hipócritas acuden a su hipocresía.

Al-Bayhaqi narró en al-Dalaa’il que Abu Salamah dijo: Muchas personas estaban confundidas – es decir, después del Isra’ – y algunas personas vinieron ante Abu Bakr y le dijeron. Él dijo: “Testifico que dice la verdad”. Ellos dijeron: “¿Crees que fue a Siria en una noche y volvió a La Meca”. Él dijo: “Sí, le creo eso y más. Creo que su Revelación le viene del cielo, como él dice”. Y por ello fue llamado al-Siddiq.

9 – Las calamidades fortalecen la resolución de las personas

Allah escogió para Su Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) una vida dura llena de todo tipo de dificultades para una edad tan corta, para así prepararlo para la gran misión que le esperaba, la cual solo podrían tolerar los hombres más fuertes que han pasado por dificultades y que son puestos a prueba con calamidades para sobrellevarlas con paciencia.

El Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) nació huérfano de padre, y poco después su madre murió también.

Allah se lo recordó al Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) cuando dijo (interpretación del significado):

“¿Acaso no te encontró huérfano y te amparó?” [al-Duha 93:6]

Es como si Allah quisiera preparar al Profeta (la paz y las bendiciones de Allah sean con él) para enfrentar la responsabilidad y sobrellevar la dificultad desde una temprana edad.

10 – Otra razón detrás de las calamidades y dificultades es que la persona adquiere la capacidad de distinguir entre los verdaderos amigos y aquellos que solo tienen intereses propios en su corazón.

11 – Las calamidades te recuerdan tus pecados para que puedas arrepentirte de ellos.

Dice Allah (interpretación del significado):

“Todo bien que te alcance proviene de Allah. Y el mal que te azote es consecuencia de tus obras. Te hemos enviado a los hombres como un Mensajero. Allah es suficiente como testigo.” [al-Nisa’ 4:79]

“Y si os aflige una desgracia, ello es la consecuencia de [los pecados] que cometisteis; y Allah os perdona muchas faltas [por Su gracia].” [al-Shura 42:30]

Las calamidades brindan la oportunidad de arrepentirse ante el castigo mayor que llegará el Día de la Resurrección. Dice Allah (interpretación del significado):

“Y os haremos padecer adversidades en esta vida para que recapacitéis, antes de que os azote el castigo del Infierno” [al-Saydah 32:21]

El “en esta vida” es la dificultad en este mundo y las cosas malas que le suceden a una persona.

Si la vida continúa siendo fácil, la persona puede volverse consentida y arrogante, y pensar que no necesita a Allah, por ello Él pone a prueba a las personas para que regresen a Él.

12 – Las calamidades demuestran la verdadera naturaleza de este mundo y su trascendencia, y que no son más que conveniencias transitorias, y nos muestran que la verdadera vida es la que está más allá de este mundo, en una vida en la que no hay enfermedad ni cansancio.

“Esta vida mundanal transitoria no es más que distracción y diversión, y la verdadera vida [y eterna] está en el Paraíso. ¡Si supieran!” [al-‘Ankabut 29:64]

Pero esta vida no es más que dificultades y cansancio.

“Que por cierto creamos al hombre, y éste deberá soportar las adversidades” [al-Balad 90:4]

13 – Las calamidades te recuerdan las grandes bendiciones de la buena salud y la facilidad.

Esta calamidad te muestra de la manera más clara el significado de la salud y la facilidad que disfrutaste durante tantos años pero que no llegaste a apreciar plenamente ni a percibir su dulzura.

Las calamidades te recuerdan las bendiciones de Quien te las da, y hacen que agradezcas a Allah por Sus bendiciones.

14 – Anhelar el Paraíso

Nunca anhelarás el Paraíso hasta tanto no sientas lo amargo de este mundo. ¿Cómo puedes anhelar el Paraíso si estás conforme con este mundo?

Esa es parte de la sabiduría detrás de las calamidades, y los intereses que se ven afectados por las mismas, y la sabiduría de Allah es grande ciertamente.

Y Allah sabe mejor.


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MensajeTema: Re: La sabiduría detrás de las calamidades   La sabiduría detrás de las calamidades EmptySáb Jul 07, 2012 8:08 am



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La actitud del creyente frente a las calamidades

Si una calamidad le sucede a un musulmán en su riqueza o salud, ¿cuál es la forma correcta de tratar con esto de acuerdo al Islam?

Alabado sea Allah

En primer lugar, las calamidades y los desastres son una prueba, y son un signo del amor de Dios por una persona, porque funcionan como una medicina: que aún si es amarga, se le da a quien se ama. Y a Dios pertenece la más alta descripción. En un reporte auténtico dice: “Las más grandes recompensas vienen con las más grandes pruebas. Cuando Dios ama a una persona, la prueba. Quien acepte eso, se gana la complacencia de Dios, pero quien esté disconforme con eso, se gana Su enojo”. Narrado por at-Tirmidhi, 2396; Ibn Máyah, 4031; clasificado como bueno por al-Albani en Sahih at-Tirmidhi.

Al-Hásan al-Basrí (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “No se resientan con las calamidades y los desastres que ocurren, porque quizás en algo de lo que les disguste esté su salvación, y quizás en algo que ustedes prefieran esté su perdición”.

Al-Fádl Ibn Sáhl dijo: “Hay una bendición en la calamidad que el sabio no debe ignorar, porque borra los pecados, nos da la oportunidad de alcanzar la recompensa de la paciencia, disipa la negligencia, nos recuerdan las bendiciones en tiempos de salud, nos ayuda a arrepentirnos, y nos incentiva a dar en caridad.

A través de la calamidad el creyente busca recompensa, y no hay forma de lograrla sino a través de la paciencia, y no hay forma de ser paciencia sino a través de una fe determinada y una fuerte voluntad.

Recuerden las palabras del Mensajero (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “Cuán maravillosa es la situación del creyente, porque sus asuntos son todos buenos, y esto no puede decirse sino del creyente. Si algo bueno le sucede, es agradecido y eso es bueno para él. Si algo malo le sucede, lo soporta con paciencia y eso es bueno para él” (Narrado por Muslim, 2999).

Por lo tanto, si una calamidad le sucede a un musulmán, debe decir ínna lilláhi wa ínna ilaihi raayi’ún (Verdaderamente, a Dios pertenecemos y a Él retornaremos), y recitar las súplicas que se han narrado del Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él).

Cuán maravillosos son aquellos momentos en los que una persona se vuelve hacia Dios y sabe que Él solamente es El Único que alivia la angustia y el pesar. Y cuán grande es el alivio cuando viene luego de las dificultades. Allah dijo (traducción del significado):

“Y por cierto que os probaré con algo de temor, hambre, pérdida de bienes, vidas y frutos, pero albricia a los pacientes [que recibirán una hermosa recompensa]. Aquellos que cuando les alcanza una desgracia dicen: Ciertamente somos de Allah y ante Él compareceremos. Éstos son quienes su Señor agraciará con el perdón y la misericordia, y son quienes siguen la guía” (al-Báqarah 2:155-157).

Muslim (918) narró que Umm Salamah (que Allah esté complacido con ella) dijo: “Oí al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) decir: “No hay un musulmán golpeado por una calamidad y que dice lo que Dios le ha encomendado (Verdaderamente a Dios pertenecemos, y hacia Él es nuestro retorno. Oh Allah, recompénsame por mi aflicción y compénsame con algo mejor que eso), sin que Dios lo compense con algo mejor (que lo que ha perdido)”. Cuando Abu Salámah falleció, yo dije: “¿Quién entre los musulmanes es mejor que Abu Salamah, el primero en emigrar para unirse al Mensajero de Dios? Entonces yo lo dije, y Dios me compensó con el Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él)”.

En segundo lugar, hay cosas que, si quien es golpeado por una calamidad piensa en ellas, le facilitarán sobrellevarla.

En su valioso libro Zaad al-Ma’ád (4/189-195), Ibn al-Qayím mencionó lo siguiente:

“1 – Si observa lo que le ha sucedido, encontrará que lo que su Señor le ha permitido conservar es igual o mejor que lo que perdió, y si es paciente y lo acepta, Dios le reservará algo muchas veces más grande que lo que ha perdido con esta calamidad, y si Él quisiera podría haber hecho la calamidad aún mayor.

2 – El fuego de la calamidad puede extinguirse pensando en aquellos que han pasado cosas peores. Que mire a su derecha, ¿ve alguna otra cosa sino calamidades? Entonces, que mire a su izquierda, ¿ve alguna otra cosa que pérdidas? Si mira a la gente alrededor suyo, no verá otra cosa que gente que está siendo puesta a prueba, ya sea a través de la pérdida o a través de algo que les gusta, o a través de cosas que les disgustan. El dolor de este mundo es como un sueño, o como una sombra pasajera. Si ríes un poco, el llanto es mucho mayor, y si eres feliz por un día, la miseria abarcó toda una vida, y si has obtenido lo que querías durante un breve tiempo, el tiempo en que estuviste privado de ello fue mucho mayor. No hay un día de felicidad al que no le siga uno de pena. Ibn Mas’ud (que Allah esté complacido con él) dijo: “Por cada momento de alegría hay un momento de pena, y ninguna casa se llena con alegría sin que se llene también de pena”. E Ibn Sirín dijo: “No hay risa a la que no le siga el llanto”.

3 – Debe notarse que el sentirse aterrado o desesperado no hará que la calamidad desaparezca, sino que de hecho la hace aún peor.

4 – Debe señalarse que perder la recompensa por la paciencia rindiéndose, que es la misericordia y la guía que Dios nos ha garantizado como recompensa por la paciencia y por volverse hacia Él (diciendo ínna lilláhi wa ínna ilaihi raayi’ún (Verdaderamente, a Dios pertenecemos y a Él retornaremos)), es peor que la calamidad misma.

5 – Debe señalarse también que el pánico nos convierte en enemigos de la alegría y nos hace amigos de la tristeza; hace que Dios se enoje con nosotros y que Satanás se alegre por nuestra desgracia; destruye la recompensa y debilita la voluntad. Si uno es paciente, busca la recompensa, se esfuerza en complacer a Dios, se hace amigo de la alegría y la satisfacción y enemigo de la tristeza, busca aliviar las cargas de sus hermanos y consolarlos antes de que ellos lo consuelen a uno, esto es un signo de firmeza y de perfección del carácter, y no eso de abofetearse las mejillas, rasgarse las vestiduras y desear la muerte estando descontentos con el decreto divino.

6 – Debe notarse que lo que viene después de ser paciente y buscar la recompensa, es el placer y la alegría, que es muchas veces más grande que lo que podríamos haber tenido si hubiéramos conservado aquello que perdimos. Es suficiente “la casa de las delicias” que se le construirá para él en el Paraíso como recompensa por alabar a su Señor y volverse hacia Él (diciendo ínna lilláhi wa ínna ilaihi raayi’ún (Verdaderamente, a Dios pertenecemos y a Él retornaremos)). Por lo tanto, que decida entonces cuál de las dos calamidades es mayor: una calamidad en este mundo, o la calamidad de perder la casa de las delicias en el Paraíso eterno. At-Tirmidhi narró un reporte marfu’: “En el Día de la Resurrección la gente deseará que su piel hubiera sido cortada con tijeras en este mundo, cuando vean las recompensas de aquellos que fueron golpeados por las calamidades”. Y uno de los rectos sucesores dijo: “Si no fuera por las calamidades de este mundo, llegaríamos con las manos vacías al Día de la Resurrección”.

7 – Hay que señalar también El Único, Quien lo está probando es El Más Sabio y El Más Misericordioso, y que Él, glorificado y exaltado sea, no le envía esta calamidad para destruirlo ni causarle dolor ni acabar con él, sino que más bien está evaluándolo, testeando su paciencia, su sumisión a Él y su fe; esto es así para que Él pueda oír sus súplicas y pueda verlo de pie ante Él, buscando Su protección, lleno de humildad y presentándole sus quejas ante Él.

8 – Debe señalarse también que si no fuera por las pruebas y las tribulaciones de este mundo, los seres humanos desarrollarían un sentido de arrogancia, auto-admiración, o una actitud de insensibilidad en su corazón que los conduciría a su perdición en este mundo y en el Más Allá. Esto es un signo de la misericordia del Más Misericordioso, Quien nos evalúa de tanto en tanto con el remedio de las calamidades para protegernos de estas enfermedades del corazón, para mantener nuestra sumisión y actitud de sana servicialidad, y para eliminar todos los malos elementos de nuestra personalidad que puedan conducir a nuestra condenación. Gloria al Único, Quien muestra misericordia a través de las pruebas, y prueba a través de las bendiciones, como se ha dicho: “Dios puede bendecirnos con calamidades aún si son duras, y puede probarnos aún con facilidades”.

9 – También debe señalarse que la amargura de este mundo es la esencia de la dulzura en el Más Allá, como Dios convertirá al primero en el segundo. De la misma manera, la dulzura de este mundo es la esencia de la amargura en el Más Allá. Es mejor transitar por una amargura temporaria hacia la eterna dulzura, que cualquier otro camino. Si esto todavía no es lo suficientemente claro, entonces se debe pensar en lo que el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) dijo: “El Paraíso está rodeado de dificultades, y el Infierno está rodeado de deseos”. Fin de la cita.

Segundo, en muchos casos, si una persona responde bien a una calamidad, los demás entienden que esto es una bendición y un don, y no una prueba.

El Shéij al-Islam Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Una calamidad que te hace volverte hacia Dios es mejor para ti que una bendición que te hace olvidar el recuerdo de Dios”.

Sufián dijo: “Aquello que le desagrada a una persona puede ser mejor para ella que lo que desea, porque aquello que le desagrada lo hace invocar a Dios, mientras que aquello que le agrada lo vuelve desatento”.

Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) consideró su encarcelamiento como una bendición que le habían causado sus enemigos.

Ibn al-Qayím dijo: “Un día él (su maestro, Ibn Taimíyah) me dijo: “¿Qué pueden hacerme mis enemigos? Mi jardín está en mi corazón; donde sea que yo vaya, está conmigo y nunca me abandona. Mi arresto es reclusión (es decir, una oportunidad para profundizar en la adoración), que me maten significaría el martirio, y ser expulsado de mi ciudad sería un viaje”.

Él solía decir de su detención en la capital: “Si yo fuera a gastar la totalidad de esta ciudad en oro, no sería suficiente para expresar mi gratitud por esta bendición”. O dijo: “Eso no sería suficiente para recompensarles por lo que me han traído de bien”.

Cuando fue encarcelado, solía decir cuando estaba postrado: “Oh Allah, ayúdame a recordarte, a agradecerte y a adorarte como Te mereces. Dios lo quiso”. Ibn Al-Qayím dijo: “Él me dijo un día: “quien está realmente preso es quien tiene su corazón lejos de Dios, y el verdadero prisionero es el que está preso de sus deseos y caprichos”. Cuando entró en la capital y estaba dentro de sus muros, la miró y dijo: “Entonces, un muro será puesto entre ellos, con una gran puerta en él. Dentro estará la misericordia, y fuera estará el tormento” (al-Hadíd 57:13). Dios sabe que yo nunca vi a nadie que estuviera más contento con su vida que él, a pesar de todas las dificultades que experimentó, de la falta de lujos y confort, de hecho vivió en la situación opuesta a eso; y a pesar del cautiverio, las amenazas y el cansancio que tuvo que afrontar; a pesar de todo eso, él fue de las personas más felices en este mundo, el más contento, el más animado, el más satisfecho. Uno podía ver los signos de su alegría y felicidad en su rostro. Cuando teníamos miedo y estábamos esperando alguna calamidad, y no teníamos a dónde ir, íbamos con él y tan pronto como lo veíamos y oíamos su voz, nuestros temores desaparecían y eran reemplazados por contentamiento, optimismo, certidumbre y tranquilidad. Gloria a Quien mostró a algunos de Sus servidores Su Paraíso antes de que se reunieran con Él, y abrió sus puertas para ellos cuando estaban todavía en este mundo de acciones, para que algo de su brisa y fragancia los alcance y los haga dedicar más sus energías a buscarlo y rivalizar en alcanzarlo”. Fin de la cita.

Al-Wábil as-Sayíb (p. 110).

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