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 | | Tema: Carta del Mensajero sws a Heraclio cesar de Roma Lun Dic 15, 2008 7:46 am | |
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CARTA DEL MENSAJERO DE ALLAH
salla Allah alehi wasalam
A HERACLIO CESAR DE ROMA
En el Nombre de ALLÁH, el Clemente, el Misericordioso
De: Muhammad, Mensajero y Siervo de ALLÁH
Para: Heraclio, César (de Roma)
La paz sea con aquel que sigue el camino correcto. Yo os invito a seguir el camino del Islam, aceptadlo por vuestra salvación. Si aceptáis el Islam, ALLÁH os protegerá y recompensará con creces. Si lo rechazáis, la responsabilidad por las transgresiones de la nación entera, será vuestra. Serás contabilizado por lo que pase con Arrio (obispo Unitario) y sus seguidores.
¡Oh Gente de las Escrituras! (Gente que ha recibido la revelación divina – Cristianos-): Dejad a un lado todos los problemas y diferencias. Acordemos en algo que no tiene controversia (duda) entre nosotros, ni vosotros, y esto es que “no adoréis a nadie más sino a ALÁH (Único Absoluto y Soberano Dios), que no le asociemos nada en su adoración (no cometer politeísmo) y no busquéis otro sustento, sino de Él. Si rechazáis esto, al menos vosotros testificaréis que nosotros creemos en la Absoluta Soberanía de ALLÁH, bajo toda circunstancia.
Sello: Muhammad, Mensajero de ALLÁH.
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La carta del Profeta (sallalahu aleihi wasalam) a Hiraql (Heraclio) invitándolo al Islam
Muslim
(4380) Ibn ‘Abbâs relató que Abû Sufyân le contó personalmente esto: “Salí (en un viaje de comercio) durante la tregua (pactada) entre el Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) y yo (3). Mientras estaba en Siria llegó una carta del Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) para Hiraql, el Emperador de Bizancio (4). La carta fue llevada por Dihyah Al-Kalbî que se la entregó al gobernador de Basra, quien a su vez se la dio a Hiraql. Hiraql preguntó: ‘¿Hay aquí alguna gente de ese hombre que cree ser un profeta?’ Dijeron: ‘Sí’. Entonces yo fui llamado junto a un grupo de Quraysh. Entramos donde Hiraql y nos sentamos frente a él; y preguntó: ‘¿Quién de vosotros tiene un parentesco más cercano con el hombre que cree ser un profeta?’ (Abû Sufyân dijo) Dije: ‘Yo’. Entonces me sentaron frente a él y sentaron a mis compañeros detrás mío. Llamó a su intérprete y le dijo: ‘Diles que le voy a preguntar a éste sobre el hombre que cree ser un profeta. Si me miente, desmentidlo’”. Abû Sufyân dijo (al narrador): “¡Juro por Allah! que si no hubiera sido por el miedo a que me acusaran de mentiroso habría mentido. (Hiraql) dijo al intérprete: ‘Pregúntale:
¿cuál es su abolengo (linaje, nobleza) entre vosotros?’. Contesté: ‘El es de buen linaje entre nosotros’. Preguntó:
‘¿Ha habido algún rey entre sus antepasados?’. Contesté: ‘No’. Preguntó: ‘¿Acaso vosotros lo habéis acusado de mentiroso antes de que dijera lo que dice?’. Contesté: ‘No’. Preguntó: ‘¿Y quién lo sigue? ¿Los poderosos o los débiles?’.
Contesté: ‘Los débiles’. Preguntó: ‘¿Aumenta o disminuye (el número de sus seguidores)?’. Contesté: ‘Más bien aumenta’. Preguntó: ‘¿Alguno ha renegado de su religión después de haberla aceptado?’ Contesté: ‘No’. Preguntó:
‘¿Vosotros le habéis hecho la guerra?’ Contesté: ‘Sí’. Dijo: ‘¿Y cómo ha ido la guerra con él?’ Contesté: ‘La guerra entre nosotros y él ha oscilado como un balde, a veces nos ha favorecido a nosotros y a veces a él’. Dijo:
‘¿El ha roto los pactos?’ Contesté: ‘No, pero acabamos de pactar una tregua y no sabemos ahora qué es lo que va a hacer’. (Abû Sufyân entonces introduce un juramento diciendo: ¡Y por Allah! No voy a introducir en este diálogo más que estas palabras). Preguntó: ‘¿Hubo alguien que sostuviera esto (su condición de profeta) antes que él?’ Contesté: ‘No’. Entonces le dijo a su intérprete: ‘Dile: Te hemos preguntado sobre su abolengo y afirmaste que él tiene entre vosotros el mejor linaje. Y así es como los mensajeros son suscitados: entre los más nobles de su pueblo. Te hemos preguntado si hubo algún rey entre sus antepasados y afirmaste que no. Si lo hubiera habido pensaría que es un hombre reclamando el reino de sus antepasados. Te pregunté sobre sus seguidores, ¿son de los débiles o de los poderosos? Dijiste que son de los débiles. Y así son los seguidores de los mensajeros. Te pregunté:
¿Acaso lo acusabais de mentiroso antes de que dijera lo que dice?
Dijiste que no. Entonces supe que si no mentía sobre la gente, menos mentiría sobre Dios. Te pregunté: ¿alguien ha renegado de su religión después de haberla aceptado? Afirmaste que no. Así es la fe cuando entra en la profundidad del corazón. Te pregunté ¿aumentan o disminuyen (sus seguidores)?, y tú afirmaste que aumentaban. Así es la fe cuando se perfecciona
(3) Se refiere a la tregua pactada en el tratado de Hudaybiyyah, que tuvo lugar a finales del año VI de la Hégira.
(4) Lit. dice rum, “romanos”, que es como los árabes de la época y los musulmanes en general se referían a los bizantinos y su imperio (recordemos que el Imperio Romano de occidente ya no existía y el imperio bizantino alegaba ser el imperio romano de oriente). En ese momento Heraclio se dirigía a visitar Jerusalén, cumpliendo aparentemente un voto por haber recuperado, en una guerra contra los persas, ciertas reliquias robadas por éstos. Una versión análoga se da en el hadiz siguiente donde hay una introducción diferente.
Imperio bizantino es el término historiográfico utilizado desde el siglo XVIII para referirse al Imperio romano de Oriente
Te pregunté si habías estado en guerra con él y afirmaste que sí, y que la guerra entre él y vosotros había sido oscilante, a veces lo favorecía a él y a veces a vosotros. Así son probados los mensajeros antes de que llegue la victoria final. Te pregunté si rompía sus pactos y tú dijiste que no. Así son los mensajeros, ellos nunca rompen sus pactos. Te pregunté si alguien había sostenido lo mismo (su condición de profeta) antes que él y tú afirmaste que no. Y yo dije: Si antes alguien hubiera dicho lo mismo que él, hubiera pensado que es un hombre que se deja llevar por lo que se dijo con anterioridad’. Luego preguntó: ‘¿Qué os ordena?’ Yo contesté: ‘Nos ordena la oración, el zakat, ser considerados con los parientes y abstenernos de las cosas prohibidas’. Dijo: ‘Si lo que has dicho es verdad, ciertamente él es un profeta. Y yo sabía que él iba a aparecer, pero no pensé que iba a ser uno de los vuestros. Si supiera que puedo llegar a él, me gustaría encontrarme con él, y si estuviera con él le lavaría sus pies. Su dominio se extenderá a lo que está bajo mis pies’. Luego pidió la carta del Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) y la leyó. Ella decía: «En el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso. De Muhammad, el Mensajero de Allah a Hiraql, el Emperador de los Bizantinos. La paz sea con aquel que sigue la buena guía. Y después de esto:
Te invito a que aceptes el Islam. Acepta el Islam y estarás a salvo. Si aceptas el Islam Allah te recompensará dos veces (1).
Pero si lo rechazas cargarás con el pecado de los que te siguen. [Di (Profeta):] Oh Gente del Libro, convengamos en una formula (doctrina) común a nosotros y a vosotros: que no adoraremos a otro que Allah, sin asociarle nada, y que ninguno de nosotros tomara a algún otro como señor en lugar de Allah. Y si ellos lo rechazan decid: Atestiguad de que somos musulmanes (3:64)».
Cuando terminó de leer la carta se levantaron voces y clamores en torno a él y ordenó que nos retirásemos. Cuando nos retiramos dije a mis compañeros: Ibn Abû Kabshah (2) (refiriéndose sarcásticamente al Profeta) ha llegado a tener tal poder que hasta el rey de los bizantinos le teme. Y tuve la certeza de que la autoridad del Mensajero de Allah (sallalahu aleihi wasalam) triunfaría hasta que Allah me hizo aceptar el Islam”.
(1) Una por tu anterior religión y otra por el Islam.
(2) Abû Kabshah, según se dice, era un hombre de los jazâ‘ah que adoraba a la estrella Sirio, pero al cual no seguía nadie de los árabes en su devoción. Al referirse al Profeta (sallalahu aleihi wasalam) como Ibn (hijo de) Abu Kabshah quería señalarlo sarcásticamente como un sucesor de esa religión absurda. No olvidemos que por esa época Abû Sufyân era un acérrimo enemigo del Profeta (sallalahu aleihi wasalam).
Sahih Muslim
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