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| Tema: Negus y su conocimiento sobre la Profecía de Muhammad -sas- Jue Dic 18, 2008 5:54 am | |
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LA VERDAD DEL ISLAM
Negus, Emperador de Abisinia y su conocimiento sobre la veracidad de la Profecía.
Otro incidente que demuestra claramente que algunos estudiosos de la tradición Judeo-Cristiana sabían la acerca de la veracidad del Profeta Muhammad sallalahu aleihi wasalam, es la historia del Emperador de Abisinia, conocido como Negus. Negus y sus seguidores eran cristianos.
Durante la primera etapa del Islam, cuando los musulmanes de Makkah eran perseguidos, un pequeño grupo de ellos emigraron a la tierra cercana de Abisinia. Uno de estos emigrantes era Umu Salamah –que Dios esté complacido de ella- . Ella narra: « Cuando nosotros llegamos a Abisinia, fuimos tratados muy hospitalariamente por Negus. Él nos garantizó la seguridad en nuestra religión, por lo tanto podíamos adorar a Dios sin ninguna persecución u obstáculo. ¡De hecho nunca escuchamos un comentario en nuestra contra! Cuando los Quraish (de Makkah) escucharon esto, conspiraron contra nosotros, y decidieron mandar a dos fuertes hombres a Negus. (‘Amr bin Al-‘Âs y ‘Abdul-lah bin Rabî’ah) Ellos le llevaban de los regalos más preciosos de Makkah. Partieron de Makkah con todos estos regalos y emprendieron el viaje hacia Negus, mientras que nosotros vivíamos con él de una manera muy amistosa y hospitalaria. Antes de hablar con Negus, a cada patriarca le dieron su regalo correspondiente y después les dijeron: Algunos jóvenes insolentes de nuestra gente han emigrado hacia el territorio de su Rey, se han dividido de la religión de su gente y no han entrado a su religión (Cristianismo), han llegado con una nueva creencia que no conocen ustedes, ni nosotros. Hemos sido enviados por los líderes de nuestra comunidad para hablar con su Rey, al hablar con él, les pedimos que le aconsejen que nos devuelva a esos emigrantes, sin que hable con ellos. Pues su comunidad sabe más acerca de su estado y están más familiarizados con sus faltas ; Los patriarcas estuvieron de acuerdo con este plan.
Después, ellos fueron con Negus y le presentaron los regalos de los líderes de Makkah para él. Negus aceptó los regalos y les pregunto sobre lo que habían hablado con los patriarcas anteriormente. Al haber finalizado, los patriarcas a su alrededor le dijeron: ‘’Ellos han hablado la verdad su Majestad. No hay duda que su gente sabe más acerca de ellos que nosotros y de sus indecencias. Retorna estos emigrantes a su gente y entrégaselos a estos dos hombres para que los lleven de regreso hacia su territorio ‘’ Negus se enfureció al haber escuchado esto y dijo: ‘’No, jamás! ¡Juro por Dios, que nunca se los entregaré hasta que los escuché! Ellos me han escogido sobre de otros, han preferido mi reino sobre todos los reinos alrededor. Entonces tengo que preguntarles ¿Qué es lo que tienen que decir? Y si encuentro que el asunto es como han relatado estos emisarios: Se los entregaré a estos dos. Y si es el caso contrario: Los protegeré para que no se los lleven y seré hospitalario con ellos hasta que permanezca mi reino’’
Después, Negus mando un mensajero para convocar a los compañeros del Profeta. Durante el camino se preguntaban:’’¿Qué es lo que se le dirá a Negus’’ Otros respondían: ‘’Solamente le diremos lo que nuestro Profeta y Mensajero nos ha encomendado decir, no tergiversaremos la verdad, sin importar lo que nos acontezca’’
Al llegar al palacio, encontraron que Negus estaba junto a sus consejeros y Patriarcas, y que tenían sus escrituras en frente de ellos.
Negus preguntó: ¿Qué religión es la suya que ha causado que dejen la religión de su gente, no han abrazado mi religión, o alguna otra religión de las existentes en las comunidades?
Quién respondió fue Ya’far bin Abî Tâlib, primo del Profeta –que la paz y la misericordia de Dios sean con él- dijo: ‘’¡Oh Rey! Éramos gente que vivía en la ignorancia; adorábamos a los ídolos, comíamos de la carne muerta, y cometíamos indecencias., cortábamos los lazos familiares y tratábamos a nuestros vecinos de mala manera. El fuerte entre nosotros comía del débil. Permanecíamos en ese estado hasta que Dios nos envió un Profeta. Un hombre entre nuestra comunidad; sabemos acerca de su linaje, su veracidad, honestidad y castidad. El nos llamó a creer en Dios, a que lo adoráramos únicamente a él, que dejáramos lo que adorábamos y lo que adoraban nuestros padres; como las piedras y los ídolos. Nos encomendó ser veraces al hablar, cumplir con las promesas, mantener los lazos familiares y a tratar al vecino cortésmente. Nos encomendó a dejar todo lo malo, a parar el derramamiento de sangre, dejar el falso testimonio y a no tomar de la propiedad de los huérfanos, y a alejarnos de calumniar a las mujeres de inmoralidad. Nos ordenó adorar a Dios solamente sin asociarle nada, nos encomendó la oración, dar caridad, y el ayuno.
Entonces, nosotros creímos y tuvimos fe en él, y lo seguimos en todo aquello que ha traído. Adoramos a Dios únicamente, prohibimos aquello que nos ha sido prohibido y hacemos lícito lo que se nos ha permitido. Pero nuestra comunidad ha mostrado enemistad hacia nosotros, nos ha torturado, castigado, e intenta regresarnos a la adoración de ídolos. Nos incitan a que regresemos al mal en el que prevalecíamos. Al haber estado en nuestra contra, ser injustos con nosotros, dificultarnos nuestros asuntos, e impedirnos la práctica de nuestra religión: Hemos emigrado hacia Su territorio, y lo hemos elegido sobre todos los gobernantes.
Hemos deseado su hospitalidad, y confiamos en que no seríamos oprimidos en su territorio ¡Oh Rey!
Negus le preguntó a Ya’far: ¿Acaso tienen alguna recitación que su Profeta haya recitado?
Ya’far dijo: Sí
Negus dijo: Recítenmela
Ya’far recitó partes del capítulo 19 del Corán, acerca de María y el Profeta Jesús, y lo que recitó fue:
‘’Y narra [¡Oh, Muhammad!] la historia de María que se menciona en el Libro [el Corán], cuando se apartó de su familia para retirarse a un lugar al este.
Y puso un velo para apartarse de la vista [mientras adoraba a Dios] de los hombres de su pueblo. Entonces le enviamos Nuestro espíritu [el Ángel Gabriel] que se le presentó con forma humana.
Ella dijo: Me refugio de ti en el Clemente si es que temes a Dios.
Le dijo: Soy el enviado de tu Señor para agraciarte con un hijo puro.
Ella dijo: ¿Cómo he de tener un hijo si no me ha tocado ningún hombre, ni soy una indecente?
Así será, le respondió, pues tu Señor dice: Ello es fácil para Mí. Y lo convertiremos en un signo para la humanidad y una misericordia. Es un asunto decidido.
Lo concibió y decidió retirarse a un lugar apartado.
Los dolores de parto la llevaron junto al tronco de una palmera.
Exclamó: Preferiría haber muerto antes de esto y así se me hubiera olvidado completamente.
Entonces [el Ángel] la llamó desde abajo [del valle]: No te apenes, tu Señor ha hecho fluir debajo de ti un arroyo.
Sacude el tronco de la palmera y caerán sobre ti dátiles maduros y frescos.
Come, bebe y conténtate. Y cuando veas a algún hombre dile: Por cierto que he realizado un voto de silencio por el Clemente, y no hablaré con nadie hoy.
Se presentó ante su pueblo llevándolo en brazos [a Jesús]. Le dijeron: ¡Oh, María! Ciertamente has hecho algo inaudito.
¡Oh, hermana de Aarón! Tu padre no era un hombre de mal, ni tu madre una indecente.
Ella lo señaló [al niño]; y le dijeron: ¿Cómo hemos de hablar con un niño que aún está en la cuna?
Entonces [Jesús] habló: Por cierto que soy el siervo de Dios. Él me revelará el Libro y hará de mí un Profeta.
Seré bendecido doquiera me encuentre y me ordenará hacer la oración y pagar el Zakât mientras viva.
Y me hará benevolente con mi madre. No dejará que sea soberbio ni rebelde.
La paz fue conmigo el día que nací, será conmigo el día que muera y el día que sea resucitado.
Éste es Jesús, hijo de María, es la verdad sobre la que ellos dudan [la Gente del Libro].
Dios no ha tenido un hijo. ¡Glorificado sea! Cuando decide algo dice: ¡Sea! Y es.
Por cierto que Dios es mi Señor y el vuestro, ¡Adoradle, pues! Éste es el sendero recto’’ (Corán 19:16-36).
Al escuchar esta recitación, Negus lloró tanto que hasta la barba se le humedeció, los patriarcas lloraron y humedecieron las Escrituras que se encontraban en frente de ellos. Y Negus dijo: ‘’Juro por Dios, que esta recitación, el mensaje de Moisés y Jesús, provienen de la misma fuente ‘’
Le habló a los dos emisarios y dijo: Váyanse, que por Dios nunca se los entregaré, ni estaré cerca de hacerlo
Al acontecer esto, uno de los emisarios dijo: ¡Oh su Majestad! Ellos hablaban muy mal de Jesús el hijo de María, pregúnteles ¿Qué es lo que dicen acerca de él?
Negus les preguntó: ¿Qué es lo que creen acerca de Jesús, el hijo de María?
Ya’far bin Abî Tâlib respondió: Decimos de él lo que nuestro Profeta nos ha instruido decir. Decimos que Jesús es el siervo de Dios, Su Mensajero y Espíritu, y que era una Palabra dada a la pura y virgen María
Al oír esto, Negus tomó una rama que estaba a su frente y dijo: Jesús, el hijo de María, no es contrario a lo que tú has dicho Significa que el mensaje de Jesús era exactamente igual a lo que Ya’far dijo.
Los patriarcas alrededor de Negus resoplaron (en descontento) y Negus dijo: ¡Aún así resoplen (lo que digo es cierto)! Se dirigió hacia los musulmanes y les dijo: Váyanse, ustedes estarán protegidos en mi territorio. Quien los llegue a insultar será castigado, quien los llegue a insultar será castigado. Una montaña de oro no sería más querida por mí si es que yo los perjudicara Encomendó que los regalos de Quraish fueran devueltos y les dijo a los dos emisarios: No necesito nada de ellos ».
Umu Salamah, la narradora de la historia, concluye: «Entonces, los dos emisarios fueron humillados, tuvieron que regresar a su tierra con los regalos. Permanecimos en el territorio de Negus recibiendo la mejor hospitalidad, y el mejor trato de los vecinos, finalmente regresamos al Profeta sallalahu aleihi wasalam en Makkah. Y cuando Negus falleció, unos años después, al Profeta sallalahu aleihi wasalam emigrar a Madinah, el Profeta sallalahu aleihi wasalam rezó por él y dijo a sus compañeros:
Uno de sus hermanos ha muerto en otra tierra, levántense y recen por él;». (Adaptación del Musnad de Ahmad (1742) hadiz de Ya’far bin Abî Tâlib –que Dios esté complacido de él-)
Autor: Shaijs de Madinah y estudiantes de postgrado de la Universidad de Madinah Traducción: Muyahid Rojas y Salim D. Revisión: Sulayman Zabib
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